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No recordaba con exactitud cuándo empezó a tener ese extraño presentimiento; de que moriría a los veintisiete, para ser más exacto, en la oscuridad nocturna de una carretera. Al comienzo no le tomó la menor importancia, trataba de encontrarle una explicación razonable.

Quizá su total pasión por la música, le había llevado a identificarse tanto con la vida de los músicos de rock, preferentemente con la de los más perdidos, con la de las ovejas negras, con la de los músicos malditos. De alguna manera trataba de morir también como ellos; esto explicaría la edad escogida para morir, los veintisiete años que era la edad en que habían muerto Janis Joplin, Jimi Hendrix, Brian Jones, Jim Morrison, etc.

Lo de la carretera creía que era un temor transmitido por su madre; su abuelo murió en la carretera del Centro, por la noche en un accidente de tránsito, y su madre iba en el automóvil con toda su familia cuando esto ocurrió. Eso sucedió mucho antes que sus padres se conocieran, pero él creía que esos temores se depositan en la sangre, y se transmiten por ésta.

.........

“Cuenta la leyenda,
en los tiempos cuando la oscuridad cubría la tierra,
en la hora en que la gente corría a refugiarse
y se oía a la muerte descender por las colinas,
Él salía a buscarla.

Guiándose por el olor de su piel,
Pasaba por viejos lugares,
Percibiendo aromas de tabaco y alcohol,
Oyendo gritar a una guitarra,
Y apuraba el paso para tocarla;

Ella se asomaba al umbral con una mirada cándida,
Él escuchaba palpitar su corazón
Y presentía que estaba predispuesta para el sacrificio

Y la llamó ********
Aún sabiendo que el amor no dura más de una vida,
pero la leyenda es tal
que ella tuvo que partir, y le juró amor eterno,
le juró que desafiaría las dimensiones de la muerte
para susurrarle tiernamente al oído:
Yo soy******** por la que tanto has esperado.”

.......

El sueño se repetía periódicamente cada vez que conocía a una nueva chica, pero ahora es casi cotidiano.

Recordaba el sueño, siempre con más detalles, pero tenía certeza de lo que ******** siempre le decía: El plazo para reencontrarnos será antes de que cumplas veintiocho años de edad, si no lo logramos, tendrás nuevamente que morir para volver a intentarlo.

Esa idea la extrajo de un gran párrafo que en sueños le recitaba ********, pero que él nunca llegaba a retener completamente.

......

Subió al ascensor y llegó al piso veinte, no tenía miedo, ni vergüenza, sentía una terrible de angustia, quería resolver esta intriga lo más rápida posible.

- ¿Quién es? Preguntó una voz desde dentro.
- Soy yo, Damián

Se abrió la puerta, apareció Estrella, era con quien Verónica compartía el departamento. Le invitó a pasar.

- Verónica se está bañando, no tarda en salir. Siéntate.


El no tomó asiento, se quedó parado y observó por las grandes ventanas del departamento, la neblina tapaba completamente la visión.

- Verdad que es como estar en el cielo – dijo Estrella.

Y era así como él llamaba a ese lugar; cada vez que estaba ahí le entraban unas ganas incontrolables de volar, de quedarse a vivir siempre en el Cielo.

Verónica apareció secándose el pelo, con su clásica belleza perturbadora. Le mandó la mirada de: Damián... ¿y ahora qué quieres?

Ya cuando la había saludado y abrazado, sintió esa frialdad que ahora percibía en cada gesto de ella, pero había llegado hasta ahí y tenía que despejar hasta la más pequeña duda.

- Verónica, creo que merecemos una nueva oportunidad.....

Mientras lo decía, esperaba que ella dijera: tienes razón, yo soy ******** por la que tanto has esperado. Pero, contrariamente, escuchó la frase que más detestaba.

- Damián, por favor....

Damián por favor, Damián por favor.... preferiría mil veces que lo mande a la mierda, a que lo trate de esa manera misericordiosa.

..............

“Estábamos ahí,
no importa el día, ni la noche
cogió mi mano, y me recosté en la inconsciencia
bebió mi sangre, abrazó mis sentimientos
pero nada le parecía cierto

me contemplaba burlonamente como una presa
que observa una trampa mal elaborada
y aún así
la nombré mi dama

el orgullo no encontró mis ojos
mi estepa se vio habitada
mi soledad tomó nombre
mi sueño se tornó carne

Entonces
Ella me hizo despertar
Aún no entiendo el porqué

Se abrieron mis ojos
Mi armadura cayó
El caballero no tuvo dama
Y dejó de serlo
... volví a ser el mismo”.

..............

- Damián me vas a disculpar pero tengo que cambiarme, voy a salir – fue la sentencia final de Verónica.

Se quedó sentado en la sala. No sabía si le dolía más el saber con seguridad que ella no era ******** o el dudar si ******** realmente existe. Se sentía ridículo por haber buscado una respuesta que ya sabía, de haber creído todo este tiempo en esta fábula absurda, y la mejor manera de desmentirla era el hecho de estar vivo, faltaba menos de una hora para su cumpleaños número veintiocho, y se encontraba en perfecto estado de salud, sin ninguna razón para viajar por carretera.

Estrella los había dejado solo pero luego salió del cuarto donde estaba, a pesar de no haber escuchado la conversación sabía lo sucedido.

- En el lugar menos pensado, la persona más pensada, puede estar esperando por ti – le dijo Estrella.

Él sonrió forzadamente, se levantó, y cuando salió de su letargo ya se encontraba en la calle, siguió caminando hacia la esquina, paró una combi y subió. Mientras se alejaba en la combi, pudo distinguir la figura de Estrella que lo observaba desde la gran ventana del departamento.

El sueño lo comenzó a vencer, se quedó dormido justo cuando la combi seguía las señales de reparación de la avenida, que la obligaban a desviarse por la carretera; el reloj marcaba las once y cincuenta de la noche, y él comenzó a soñar, volvió a soñar....

................

“Si aún estando acompañado
te sientes solo,
si intuyes que has vivido más
de lo que has vivido,
si nunca has sido plenamente feliz,
y hablas continuamente conmigo
en tus sueños

Búscame,
Que yo te susurraré tiernamente al oído:
Yo soy ******** por la que tanto has esperado.
El plazo será el pactado, veintisiete años,
Si no lo logramos
El fin será un nuevo comienzo,
Encuéntralo en una carretera que te conduzca a mí
En la complicidad de la noche.

Pero búscame con esperanzas
Con la fuerza de todos tus sentidos,
Y si no me encuentras en la tierra,
Alza la mirada
... Yo seré la Estrella
que te estará viendo desde el Cielo”.