Damián Carrillo on Facebook

jueves, 14 de febrero de 2008

AUN TE BUSCO


Él echó azúcar en el café con leche, y con la cucharilla revolvió mis recuerdos junto con el azúcar. Lo revolvió todo, porque no existe nada imparcial cuando los sentimientos están en juego. Pero yo quise mantener la calma. Así como un jugador de póquer profesional, traté de que mis expresiones, mis sentimientos, se contuvieran tras unos lentes oscuros.

El bebió el café con leche, pausadamente, sin preocupación, de la misma forma que mi marido me enseñó infructuosamente a ser fría, a saber aceptar que las cosas más inesperadas suceden. Él dejó la taza sin hablarme, es capaz de llevarse el mundo por delante, admiro eso de la juventud, ya soy una mujer mayor. Encendió un cigarrillo, hizo anillos de humo, volcó la ceniza en el cenicero, cenizas, en eso se convierte lo vivido, pero yo me rehúso a que sea así.

Mi marido, la persona más comprensiva del mundo, él entendería lo que estoy viviendo, por más que he tratado de ocultárselo es casi seguro que lo sospeche. La sensatez nunca fue mi mejor amiga. Sentada en un café, y él sigue sin hablarme, sin mirarme.

Una rutinaria aventura, así puedo definir mi vida. Quise que él se quedara eternamente para contemplarlo, pero se puso de pie. Yo me contuve y no le seguí. Se puso el sombrero, le quedaba tan bien, se puso el impermeable, no por ostentar era porque llovía, al igual que dentro de mí.

Y se marchó, lo vi alejarse bajo la lluvia, sin decir palabra, sin mirarme, sólo necesitaba una de ellas para aliviar en algo mi pesar, pero no fue así.

Tengo que aceptar que todo terminó, estuve tentada a indagar algo de ese desconocido al mozo que atendió su mesa. Me doy cuenta, lo que estoy haciendo no lo traerá de vuelta. Se parecía tanto a mi hijo, quien inesperadamente falleció, y yo aún busco algo de él en algunas personas. Y me cubrí la cara con las manos, y lloré.



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Pintura: Oleó "Café" Van Gogh.

9 comentarios:

Lumi dijo...

Maravilloso, es un texto muy emotivo.

UN beso

dèbora hadaza dijo...

A veces es lo unico que se puede hacer: cubrirse la cara con las manos y llorar.

Salu2

Anónimo dijo...

Supongo que aún no existe paraguas que pueda cubrirte de la peor de las lluvias, esa que te nace dentro pero que nunca termina de ahogarte.
Desde España, gracias por tus "pedacitos". ¿Cómo se podría conseguir tu libro de "El desamor"?

MARIA dijo...

siempre hay algo peor y al final te das cuenta q lo q cres fatal no es tan malo..

Anónimo dijo...

A veces cuando perdemos a alguien, nuestra mente se bloquea para no sufrir ese dolor al 100% sino existiesen esos bloqueos mentales a mucha gente creo que ya le repatinaría el coco.
Me parece advertir un relato con una técnica diferente a la que habitualmente usas y creo que eso es bueno pues habla de un escritor versátil. Será que estoy en lo cierto o estoy alucinando amigo Damián??

Damián Carrillo dijo...

Hola
Tras este relato hay una historia, de la cual pronto escribire.

Sobre lo de mi libro, habra una 2da edicion pero esta vez de nombre EL DESAMOR Y EPISODIOS MUNDANOS, esta corregida y aumentada, y estara a la venta en enero del 2008, a traves del sello KALA Editorial www.kalaeditorial.com
Gracias

Javier Luján dijo...

Será interesante conocer es historia a la que te refieres, Damian.
Un saludo.

nara dijo...

precioso texto,me dejaste sin palasbras.

un saludo

Francisco Pereira dijo...

Hermoso relato.
Hay quienes llevan una lluvia implacable por dentro y otros(as) una sequía de vacío infinito!